El actor surcoreano Lee Sun-kyun acaba de protagonizar la que quizá sea una de las historias más insólitas que le hayan sucedido a un intérprete jamás.
Conocido por su papel en Parásitos, la película surcoreana que había roto cualquier barrera hasta llegar a lograr el Oscar a Mejor Película, ha sido hallado muerto a los 48 años de edad, dejando tras de sí un breve pero intenso legado artístico, pero también una historia en la que hay muchos interrogantes.
La policía encontró en un coche el cuerpo sin vida de Lee Sun-kyun, después de que su familia hubiera declarado que este había abandonado su casa dejando tras de sí una nota de suicidio. La policía llevaba tiempo detrás de Lee, incluso antes de su desaparición, pero por otros motivos que tendrían mucho que ver con esta muerte en extrañas circunstancias.
Al parecer, el actor estaba siendo investigado por presunto consumo de drogas ilegales. No era el único, puesto que otro compañero de profesión como Yoo Ah-in (Burning) ya había protagonizado un episodio similar meses antes.
Este devastador suceso se inscribe en un contexto más amplio de esfuerzos gubernamentales en Corea del Sur para combatir el consumo y tráfico de drogas. No es un caso aislado; otras figuras prominentes del entretenimiento, como el cantante G-Dragon, también han sido objeto de escrutinio en esta cruzada.
Todo ello lleva hasta la aparición del cuerpo sin vida de Lee, del que la policía aun no ha esclarecido nada más allá de que la familia hubiera reconocido la existencia de una nota de suicidio. Lo cierto es que Lee Sun-kyun estaba en la cúspide de su carrera tras haber ganado fama internacional con Parásitos y continuar desarrollando proyectos en su país con vistas al mercado internacional y el creciente auge del cine surcoreano en el mundo. Su muerte deja muchos interrogantes que es pronto para resolver, pero también un gran legado cinematográfico a sus espaldas que va más allá de la película dirigida por Bong Joon-ho.